jueves, 12 de diciembre de 2013

Feliz, feliz en tu día



El rol de niñera que me adjudiqué este año me trae reminiscencias acerca del pasado inocente que hoy me sigue de la mano de Emma, mi pequeño elemento de praxis. Con ella, mi aprendizaje y mis experiencias se potencian y los recuerdos propios, olvidados por el paso del tiempo, se hacen palpables. 

Hace unos días encontré una muñeca entre sus tantos juguetes. La guardé mientras ella se bañaba y seguí acomodando la multitud de muñecos que estaban esparcidos por todo el piso como masacrados por una guerra. Piernas y brazos en todas direcciones, cabezas sin cuerpo pero siempre riendo. Quién fuera juguete.
Al rato volví a encontrar la misma muñeca sin una pierna, cosa que me llamó la atención porque en ningún momento la vi a Emma sacarle una extremidad a la pobre ingenua. Volví a mis cosas hasta que encontré una tercera vez la misma muñeca con las dos piernas nuevamente. Llámenme boluda, inocente o habilidosa en cuanto a imaginar concierne. No sólo no se me ocurrió pensar que había dos muñecas iguales, sino que mi cabeza apocalíptica sólo pensó lo peor: una muñeca maldita dando vueltas por la casa. La imaginé sacándose la pierna al estilo Toy Story, sólo para intimidar. Y morí del terror pensando que la manada de juguetes podría un día levantarse y caminar como The Walking Dead. Después de imaginar tanto, volví a la realidad. No, hay dos muñecas y punto.

Cuando mi cabeza idealista logró visualizar los dos ejemplares y encontrar la respuesta más normal del universo, mi cerebro hizo sinapsis. Sí, señor. Mis dendritas y axones se intercomunicaron neuronalmente para generar un shock interno que terminó movilizándome y haciéndome recordar. Como en cámara lenta volví a tener 5 años, volví a festejar mi cumpleaños, volví a recibir dos regalos que se parecían...

Buenos Aires, 6 de marzo de 1998, Cumpleaños Nº6 de quienescribe. A causa del gran número de mudanzas extendidas a lo largo de mi corta vida, nunca tuve un tropel de amigos cuando recién llegaba a un nuevo lugar. Siempre los justos, los necesarios pero los mejores. En ese cumpleaños, mi número de invitados se limitaba a las vecinitas del edificio. El festejo era simple, en casa. Sonó el timbre y mi ansiedad comenzó a latir. Ahí estaba mi regalo. Envuelto en papel madera, prominente, interesante. Lo palpé y enseguida detecté que se trataba de una caja. Rompí el envoltorio y no fallé: era una muñeca bailarina de pelo color violeta y todos sus accesorios. Era Diana, una criatura sublime.

Una vez superado el momento de emoción ante el primer regalo, me relajé. Todo volvió a la normalidad hasta que por segunda vez sonó el timbre. Y ahí, nuevamente, mi presente envuelto en un papel madera similar, con un tamaño similar, con una forma casi idéntica a la Diana bailarina. Mi intuición me decía que era el mismo regalo, pero mi pequeño corazón se deshacía de sólo pensar en tanta mala suerte. Era ella. Diana de nuevo que me miraba a través de la caja transparente con sus zapatos de danza y su pollerita de tutú.

Mi ilusión se explotó como los globos colgados en la puerta de mi casa. Siempre le encontré cosas positivas a los regalos. Hasta el peor de todos podía tener su rinconcito de compasión de mi parte porque alguien había pensando en mí y eso ya era suficiente. ¿¿¡Pero qué pueden tener de bueno dos regalos exactamente iguales??! Ni siquiera el color del broche del pelo variaba. Eran dos Dianas malditas como las dos muñecas que me perseguían hace unas semanas, quince años después de la desilusión de mi vida.

Desde ese día, odié las promociones, las ofertas y los 2x1. Si las bondades de cumplir años van a ser dobles: Feliz, feliz en tu día... No quiero. No quiero.



2 comentarios:

Gaaspa Posittiva dijo...

Creo que todavía no entiendo la cantidad de perfume Mujercitas que recibía todos los años, dos, tres.

Mi perfume Mujercitas es tu Muñeca Dana.

Miss Congeniality (Temporary Insanity) ღ dijo...

Me paso casi igual con unos perritos de peluche, aunque mi pequeña historia fue un poco más... agresiva.
Cómo llueven recuerdos ante esas cosas simples no?
Y si, yo tmb hubiera pensado como 1ra opción algo menos racional que el ser dos muñecas jaja