miércoles, 29 de febrero de 2012

El poder de la intención


Siempre me sentí muy interesada por el tema del poder de las intenciones y de la buena energía que hacen que de alguna forma todo lo que nos sucede sea porque nosotros mismos lo atraemos, consciente o inconscientemente . Es más, al conocer el libro "El secreto" me conecté mucho más y quise comenzar a poner en práctica este tipo de pensamientos.

Hace unos días empecé a leer un libro que me prestó mi tío llamado "El poder de la intención" de Wayne W. Dyer. Ojo, que sé que hay mucha gente que no cree en este estilo de cosas o que simplemente le parece una pérdida de tiempo. Es entendible pero no es mi caso. Creo que el poder que acaparan nuestros pensamientos y nuestra búsqueda de la plenitud es tan fuerte que se pueden obtener resultados totalmente inesperados.

Créanme o no, aunque piensen que estoy delirando por consumo masivo de rivotriles, mucho humo de sahumerio o locura innata, les aseguro que ya voy sintiendo en mi vida los cambios. ¡Y qué cambios!!!
En cada capítulo el autor nos incentiva a llenarnos de pensamientos optimistas y así atraer hacia nosotros aquello que realmente queremos. Más allá de que lo negativo es imposible que nos "resbale", podemos buscarle ese lado positivo y convencernos de que lo que viene siempre va a ser mejor.

No quiero dar un monólogo cliché de lo linda que es la vida y muchos blabla de por medio, sino que busco transmitir los cambios que yo misma voy sintiendo cuando decidí ver que las cosas tienen otra cara que en general siempre la escondemos o no queremos percibirla.

ACÁ les dejo un enlace para los que están interesados. Les aseguro que está bárbaro



miércoles, 1 de febrero de 2012

El ombligo de mi mundo

Había esperado casi un año entero este viaje. Yo la escuchaba emocionada mientras le brillaban los ojitos y no se cansaba de insistir en lo bien que la iba a pasar. Me lo contaba con ansias e incertidumbre pero con esa felicidad innata que nace desde lo más profundo, casi inconscientemente. 

El viaje en sí era una excusa. Lo que representaba era una experiencia abarrotada de lindos momentos, pequeñas fotografías de la memoria tomadas para hacernos sonreír cuando salen a la luz. Lo palpitante fue verla ahí, con su bolso, su tembleque de manos y su corazón repleto de satisfacción, mirando para todos lados, queriendo tener al menos una idea de lo que sería compartir 15 días lejos de todo.

La vi ahí, tan grande, tan linda, tan felíz... Mi cabeza hizo marcha atrás y volvió a esas noches de insomnio en las cuales no me cansaba de preguntarle a mi papá cuándo iba a crecer mi hermana recién nacida para poder jugar juntas. "Todavía es muy chiquita", le decía yo mientras la miraba de lejos y veía que era un montoncito de cachetes regordetes.

Creció. Y ahora sí que no puedo volver el tiempo atrás.
Hoy la miro y me lleno de orgullo por saber que es la otra parte de mi vida y que sin ella las cosas no tendrían el mismo valor. Grande de corazón, coqueta, segura y presumida. Así la quiero, con carácter pero inmensamente buena. 

Se fue de viaje y ya la extraño. "Anti, no llores que si lloro yo se me corre el maquillaje."