martes, 15 de febrero de 2011

Una ganga



No soy pura tecnología ni mucho menos. Mi celular quedó en la historia y todavía sigue vivo, fiel a los golpes y caídas que recibió. Ni hablemos del que tiene mi madre que sigo pensando que lo usaban los dinosaurios en su Era Mesozoica como instrumento de comunicación a corta distancia.
En mi caso el celular es básicamente para: llamar, mandar mensaje, recibir mensaje/llamada y anotarme en el calendario los días y horarios de Glee. No puedo con todo, soy una mina muy ocupada(?) que no retiene el horario de lo casi único que mira en la tele.

La cuestión es que el otro día mientras estaba agazapada cual bestia animal sobre mi cama mirando mi ombligo y el mosquito que estaba a punto de aterrizar justo ahí, me puse a mirar los mensajes guardados en el Borrador. Y para mi sorpresa, encontré material que quizás les sirva para contribuir a un pensamiento masivo basado en "Antonella es una boluda importante", pero además encontrarán funciones excepcionales que de seguro su celular no tiene. Véase:

Guardar

-Posible dedicatoria a mi primer libro escrito en algún momento de mi vida y si tengo suerte. "A mis hijos y a mi esposo...." Lo más cómico es que le mandé el nombre de mis hijos y hasta tenía calculado que eran un nene y una nena.
-Palabras de una Propaganda de jugo. "Hola, soy Hugo, el que barrena en leche y surfea en jugo." (Entiendan que no tengo todos los caramelos en el frasco. No sé quién me mandó guardar eso.)
-Nombre de los libros que me faltaban comprar para rendir. Y todavía me falta uno. Gracias celular por mantenerlo presente.
-Dirección de la casa de mi chico(?) No sé, no recuerdo eso.
-Y la frutilla del postre: Cómo hacer brownies caseros en una hora. Anoté ingredientes, procedimientos y creo que entre todo suman 10 págs de mensaje.



Mi celular prehistórico sí que vale la pena.